Si alguna vez esperaste «sentirte motivado» para empezar a hacer ejercicio, leer un libro o comer más saludable, seguramente te diste cuenta de que la motivación no siempre está presente. Y cuando no lo está, tendemos a posponer lo que sabemos que nos hace bien. Es en esos momentos donde la disciplina marca la diferencia, porque no depende de cómo nos sentimos, sino de las decisiones que tomamos, día tras día.
Cada Elección Construye Nuestra Identidad
James Clear, autor de Hábitos Atómicos, plantea que «cada acción que tomamos es un voto a favor de la persona en la que queremos convertirnos». Si cada día elegimos quedarnos en la cama en lugar de entrenar, estamos reforzando la identidad de alguien que no se ejercita. En cambio, si elegimos levantarnos y hacer aunque sea 10 minutos de actividad, estamos votando por la identidad de una persona disciplinada. En otras palabras, la disciplina no es otra cosa que el resultado de nuestras elecciones diarias. Cuantas más veces elegimos lo que nos hace bien a largo plazo, más fácil se vuelve mantener esa conducta, ya que nuestro cerebro empieza a automatizarla y dejar de verla como un esfuerzo.
El Cerebro y la Resistencia al Cambio
Es muy probable que, ante dos opciones, sintamos rechazo por aquella que representa un esfuerzo adicional. Esto tiene una explicación biológica: nuestro cerebro está programado para ahorrar energía y preferir la comodidad. Cualquier cambio, por pequeño que sea, representa un esfuerzo extra y genera resistencia. La neurociencia demuestra que el córtex prefrontal, la región encargada de la toma de decisiones y el autocontrol, se activa cada vez que elegimos lo correcto en lugar de lo fácil. Cuantas más veces lo hagamos, más fuerte se vuelve este «músculo» mental, haciendo que el nuevo hábito sea cada vez más automático. Es decir, si entrenamos la disciplina a través de pequeñas victorias diarias, nuestro cerebro empezará a asociarlas con placer, facilitando que el cambio se sostenga.
Mel Robbins, creadora de la «El poder de los 5 segundos», propone una herramienta simple para vencer la resistencia: cada vez que sientas que vas a procrastinar, cuenta hacia atrás desde 5 y acciónalo. Este pequeño truco interrumpe el ciclo de duda y ayuda a tomar decisiones alineadas con nuestros objetivos.
Reflexionar para Crecer
Al final del día, podría ayudarte hacerte algunas preguntas:
- ¿Hoy tomé decisiones alineadas con mis objetivos? ¿Elegí lo que me acerca a mi mejor versión?
- ¿Me siento orgulloso/a de mis elecciones?
- ¿Puedo mejorar algo mañana?
La disciplina no es una carga, sino una herramienta para acercarnos a lo que realmente queremos ser. Cada pequeño paso cuenta, y cada elección es una oportunidad de construir la identidad que deseamos.
En conclusión, esperar a estar motivado nos deja en un estado de incertidumbre, mientras que entrenar la disciplina nos da el poder de actuar independientemente de nuestro estado de ánimo. Como dice James Clear, «cada acción es un voto», y la pregunta es: ¿por quién querés votar hoy?