¿Qué tan consciente sos de tus decisiones diarias?

¿Sabías que desde que te levantás hasta que te acostás, tomás cientos, si no miles, de decisiones? Pero, acá va el dato impactante: solo el 5% de esas decisiones son conscientes. Sí, leíste bien. El 95% restante está en piloto automático, manejado por tu subconsciente. ¿Cómo impacta esto en tu vida diaria? Más de lo que imaginás…

 

Vivir en piloto automático

Nuestro cerebro tiene la increíble capacidad de automatizar procesos. Es su forma de ahorrar energía para cosas más importantes. Pero, ¿te pasó alguna vez que llegaste a tu casa sin recordar el recorrido? Eso es el piloto automático en acción. Y aunque a veces es útil, también puede llevarte a repetir conductas que no siempre te benefician.

Por ejemplo, si cada vez que te estresás en el trabajo tu respuesta automática es buscar algo dulce para comer, es probable que esa reacción ya esté profundamente grabada en tu mente. Lo hacés sin pensarlo, porque tu cerebro eligió ese «camino» como el más rápido y conocido.

El impacto de los hábitos

Imaginate que cada pensamiento, decisión o acción repetida es como un sendero en el bosque. Cuanto más lo recorrés, más marcado queda. Si constantemente te decís «no soy capaz», ese pensamiento se convierte en el atajo preferido de tu mente. Y lo mismo pasa con las acciones. Si todos los días posponés levantarte temprano para entrenar, tu cerebro asocia la alarma con «apagarla y seguir durmiendo». Esos senderos automáticos definen gran parte de tu vida.

 

¿Cómo empezar a tomar el control?

La buena noticia es que no estás condenado a seguir esos caminos para siempre. Podés crear nuevas rutas, pero se necesita intención y práctica. Acá te dejo algunos ejemplos que podés aplicar:

  1. Rompé el ciclo de la rutina.
    Mañana, en lugar de revisar tu teléfono al despertar, probá escribir una frase positiva o planificar tres cosas que querés lograr en el día. Este pequeño cambio interrumpe el hábito automático y te da una oportunidad de redirigir tu energía.
  2. Identificá tus patrones automáticos.
    Hacé una pausa cuando notes que estás reaccionando de la misma manera de siempre. Por ejemplo, si alguien te hace un comentario que normalmente te molesta, detenete y preguntate: «¿Por qué me afecta esto? ¿Podría elegir una respuesta diferente?»
  1. Hacé pequeñas modificaciones.
    No intentes cambiar todo de golpe. Por ejemplo, si querés mejorar tu alimentación, en lugar de eliminar todos los snacks de una vez, empezá agregando una fruta por día. A medida que creás nuevos hábitos, los antiguos van perdiendo fuerza.

Llevando esto a la vida cotidiana

Supongamos que querés empezar a moverte más. Todos los días decís que lo harás, pero cuando llega el momento, terminás en el sillón mirando series. En lugar de intentar correr una maratón de entrada, proponete algo simple: salir a caminar 5 minutos. Cada vez que lo hacés, reforzás un nuevo sendero en tu mente que dice: «Moverme es parte de mi rutina».

Otro ejemplo puede ser en el trabajo. Si cada vez que enfrentás un desafío pensás «Esto no es para mí», probá con algo diferente. Antes de reaccionar automáticamente, decí: «¿Y si lo intento de otra forma?». Ese instante de pausa puede marcar una gran diferencia.

 

Reflexión final

El piloto automático es útil, pero no tiene por qué ser el capitán de tu vida. Aprovechá ese 5% de decisiones conscientes para empezar a crear nuevos caminos en tu mente. Recordá: no necesitas cambiar todo de golpe. Cada pequeña elección consciente que tomes hoy tiene el potencial de transformar el resto de tu vida.

 

¿Estás listo para dar el primer paso? Cada decisión cuenta, y hoy es un buen día para empezar a ser más consciente de tus acciones.

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